Apenas me quedan unos meses para acabar la residencia. Mirando hacia atrás, hacia mis primeros días de residente... me veo con la carita confusa típica del R1, esa que dice "no me atrevo ni a prescribir un paracetamol" y que se siente cobijada bajo la bata (hablando en términos médicos) de los R mayores en las interminables noches de guardia. Sin embargo, con la vista apuntando al presente, veo cómo esa carita ha tenido que espabilar, a lo largo del tiempo, llegando a ser ella (¡Ay madre!) la que ahora resguarda a los R pequeños.
Pensando en cómo ha surgido esa transformación, me he dado cuenta de que existen una serie de fases o estados por las que, no solo yo, sino (casi) todos los residentes vamos pasando a medida que crecemos de R, sucediéndose casi de forma cronológica...
1. Timidez. La primera vez que un residente tiene pacientes a su cargo es en la urgencia. Se trata de un tierno R1, al que todavía el deseo de salvar el mundo le corre por las venas, pero no sabe ni cómo comenzar la entrevista clínica. ¿Y si se da cuenta que es la primera vez que lo hago?
2. Confusión. El todavía tierno R1 después de unos cuantos pacientes lo ve todo muy negro; muchísimos motivos de consulta que incluyen dolores rarísimos en lugares de la anatomía humana que él desconocía que existían. ¿Pero dónde hay un Harrison que hable de cómo afrontar las enfermedades de esta pobre gente? ¡¡Estos dolores tan extravagantes sólo podrán pertenecer a enfermedades raras o nuevas!! Y entonces, horrorizados creen que no se han actualizado lo suficiente y... ¡¡quizas no sepan atenderles como se merecen!!
3. Entendimiento. El R1, a estas alturas no-tan-tierno, va descubriendo que los dolores extravagantes no forman parte de enfermedades raras, sino que suelen ser dolencias comunes de enfermedades (¡¡menos mal!!) banales, pero con umbral y localización persona-dependiente.
4. Agobio. Cuando el R1 pasa a R2, empieza a comprender que hay demasiados pacientes y que ¡¡SON ALGO IMPACIENTES!!, por lo que comienzan a desarrollar su capacidad de resolver casos en tiempo récord.
5. Incertidumbre. El R2, camino de R3, se enfrenta a la incertidumbre (Y si?? O si...??) que a veces en medicina, ante un diagnóstico, hay que asumir (¿Quién dijo miedo?).
6. Disgusto. El R3 aunque entrenado en resolver situaciones de tensión por carga asistencial, tiene que aprender a lidiar con las primeras amenazas que a veces llegan en forma de reclamación (escrita o a grito pelao').
7. Entusiasmo. El R3 ya maduro se siente ¡¡en la cresta de la ola!!. Con más responsabilidades, desenvolvimiento y confianza en sí mismo, ya entiende muchas cosas sobre enfermedades, sus técnicas diagnósticas y su manejo, por lo que, comienza a disfrutar de lo que hace (aunque su cara de cansancio (o de eterno saliente) intente desmentirlo...).
8. Quemazón. Típico del R4 (ó R5 donde los haya) que ya están viendo el final de la residencia (a veces con panorama desolador) y además sufren con las interminables guardias (¿pero cuándo se acaban?), los pacientes a su cargo (que probablemente todavía le traten como el simpático estudiante en prácticas) y los innúmeros proyectos pendientes de acabar... que probablemente les persigan hasta la semana antes de terminar la residencia.
9. Pena. Cuando llega el momento en que el R4-R5, ya residente a término, echa la vista atrás y...Ohh!! Y le invade un tremendo sentimiento de nostalgia (al más puro estilo Estocolmo) que le hace echar de menos (Ojo!) hasta las guardias.
10. Aventura. Ya eres A1 (médico adjunto de primer año). Y... ¿Ahora qué? Según está el mundo laboral... ¡que empiece la aventura!
10. Aventura. Ya eres A1 (médico adjunto de primer año). Y... ¿Ahora qué? Según está el mundo laboral... ¡que empiece la aventura!
Qué buen retrato de la evolución por la que pasamos tantos y pensando que lo hacemos solos en muchas ocasiones. Mis resis pequeños no me creen cuando digo que «esa etapa en la que están» es por la que ha pasado prácticamente todo resi.
ResponderEliminarVoy a enlazarles aquí, a ver si a ti te creen =P
Gracias por enlazarles :) La verdad que son fases por las que todos vamos pasando, una tras otra, sin discernir casi entre especialidades(creo), y que no nos vamos dando cuenta hasta que nos paramos unos minutos y echamos la vista atrás!
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