lunes, 19 de mayo de 2014

Medicina Humana... Ciencia Inexacta


Estás en la urgencia de Pediatría y llamas a un niño de 2 años. Le ves caminando hacia la consulta; va feliz, sonriendo, incluso se entretiene jugando con algún muñequito de los que tenemos por la sala. De pronto, llega el momento de pasar a la camilla y... comienza a llorar. Te desesperas porque no te deja auscultarle; intentas que su madre lo tranquilice... y no hay manera. Pero... ¡¡¡¿Por qué llora?!!!

Cuadro sobre Médico preparando una inyección para un niñoSi nos ponemos a pensar, a pesar de que la medicina cure, casi siempre es a base de dolor. Y eso un niño lo sabe desde el primer día que se le pone una inyección. Si nos fijamos, casi cada procedimiento diagnóstico, conlleva un daño (una biopsia te pellizca y arranca un pedacito de tejido; una radiografía te radia; una colonoscopia te rellena el intestino de gas y lo distiende; en una la analítica te pinchan...) y casi cada procedimiento terapéutico también (hacer una sutura, recolocar un hueso fracturado, las consecuencias de los quimioterápicos, la crioterapia...).

El otro día una compañera me recomendaba un par de artículos que versaban sobre el dolor y el papel del médico ante los pacientes que lo sufren. Uno de ellos, "Doler, duele", comenta que el paciente acude a urgencias movido por un dolor, y el médico trata de hacer un diagnóstico, encontrar la causa y deja erróneamente el dolor en un segundo plano. El otro, "No me rehuyáis la mirada", muestra una carta acerca de las voluntades de un paciente terminal, quien pide consuelo, apoyo, cariño... por parte de sus médicos, familiares y amigos en esa fase final de su vida, antes que someterlo a más pruebas ni encontrarle a todo respuesta.

Dar la mano un sanitario a un enfermo
Ambos, cargados de razón, nos recuerdan la esencia de nuestra profesión. La medicina es una ciencia inexacta (pues cada persona responde diferente ante un mismo síntoma o un mismo tratamiento) y es en esa inexactitud donde entra en juego la faceta más humana: nuestra capacidad de escuchar, aliviar y acompañar a los pacientes en su dolor. 

Pero en los últimos tiempos, tengo la sensación que todo esto está cambiando. La medicina, a pesar de los avances sigue siendo la misma ciencia inexacta; no obstante muchos pacientes no toleran su inexactitud. Es cierto que vienen a urgencias movidos por dolor, pero cuando les explicas que se ha descartado gravedad en su dolor, aunque no se sabe con certeza la causa y basas el tratamiento en analgesia... muchos se quedan inconformes e incluso no lo realizan (preservando así su dolor). No les basta que los tranquilices, que les expliques que no hay gravedad, les indiques dónde acudir si empeoran... no. Incluso hay pacientes tan intransigentes con la inexactitud que amenazan con denuncias... Y al final, quizás movidos por esta vorágine de situaciones, los médicos van refugiándose en la ciencia (piden más pruebas y ponen más tratamiento, aunque conlleven dolor) y tristemente, la faceta humana va quedando relegada sólo a quiénes transigen la inexactitud.

2 comentarios:

  1. Guauu. Muy bueno y verdad es lo que narras. Me gusta leer estas anecdotas y experiencias xq siempre se saca algo bueno que aportar a uno mismo.

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  2. Guauu. Muy bueno y verdad es lo que narras. Me gusta leer estas anecdotas y experiencias xq siempre se saca algo bueno que aportar a uno mismo.

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