Alegría,
a borbotones.
Que por las calles cante,
que invite a celebrar por los rincones
cualquier motivo, aunque sea insignificante.
Salud,
para nuestros pacientes,
y los que nos encargamos de su cuidado.
Que se reparta también entre nuestras gentes
y por el mundo pueda esparcirse del mismo grado.
Paz,
para todas las edades,
y para que nuestro día a día sea guiado.
Que dejemos de ser tan susceptibles a las nimiedades
y podamos ser más transigentes con el que tenemos al lado.
Juicio,
siempre tan necesario,
pero mención especial para los que
podrían hacer buen uso del sistema sanitario,
y sin embargo malgastan medicamentos y recursos a diario.
Gratitud
como motor de arranque.
Y por supuesto el Amor
que nunca, nunca, nos falte.
He decidido montar en el Blog el árbol de Navidad, colgando en él mis mejores deseos.
¡Que paséis unas entrañables Fiestas!